En un momento en que se nos pide que economicemos nuestro consumo por razones de abastecimiento, coste y ecología, nuestro modelo de sociedad se apoya en la proliferación de herramientas de alto consumo energético como la IA. Por eso este mes vamos a empezar explorando la posibilidad de que las necesidades energéticas y financieras de la IA, por un lado, y de la humanidad, por otro, entren en conflicto.
A continuación, volveremos la vista a las elecciones europeas del 9 de junio. Nos encontramos a medio camino y el gran año electoral de 2024 está cumpliendo hasta ahora sus promesas. Sin embargo, ha habido algunos desbarajustes, muchas confirmaciones y una aceleración que empieza a afianzarse. Hemos identificado ésta como la principal tendencia de 2024: la política de espera típica de los años electorales está adormeciendo a gran parte del planeta, que espera tanto el resultado de sus propias elecciones como el de las estadounidenses, las últimas de la lista (ya que incluso los británicos acuden a las urnas un poco antes, en julio). A medida que se celebran las elecciones, se van determinando los próximos pasos. Muchas votaciones confirman las tendencias, o incluso las aceleran. Esto ha dado lugar a victorias de los partidos en el poder, aunque hayan sido poco gloriosas, como en Corea y la India, y también, por supuesto, en la Unión Europea.
En cuanto a las elecciones europeas, como cabía esperar, los partidos soberanistas e identitarios de derechas (ECR e ID) se convierten en la 3ª fuerza política del Parlamento Europeo, así como en actores firmemente arraigados en el panorama nacional (ya que vimos 27 votaciones nacionales en toda la UE), y la derecha conservadora se refuerza ligeramente gracias a su ala ultraconservadora, que podría abrir la puerta a un nuevo mandato de Ursula von der Leyen, en una línea política aún más atlantista ahora que los Verdes y los Liberales ya no tienen peso suficiente para poner la emergencia ecológica en primer plano. La victoria intransigente de la RN de Marine Le Pen, liderada por la jovencísima Bardella, en las elecciones francesas y la decisión del presidente Macron de disolver la Asamblea Nacional (que habíamos anticipado) están creando nuevas incertidumbres políticas que enturbiarán aún más las perspectivas económicas de Europa. Por eso, llegados al ecuador del 2024, hemos querido hacer un balance de las grandes tendencias económicas y financieras de Occidente, distinguiendo entre unos Estados Unidos con dificultades, pero mejor preparados para afrontarlas, y una UE que habrá dado un giro mucho más derechista.
A más corto plazo, hablamos de una Europa que no puede rechazar ninguna entrada de capital, incluso obligada a recurrir a los activos rusos, y que por tanto no tendrá medios para resistir a la estrategia de inversión de países extranjeros, entre los que destaca Arabia Saudí. Trataremos este tema junto con nuestras tendencias, inversiones y recomendaciones.
Contenido detallado del número 186:
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