Mientras tanto, una burbuja tecnológica ha enmascarado fallos sistémicos. Desde 2010, los “7 magníficos” (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Tesla y Nvidia) han generado el 40 % del rendimiento de la renta variable estadounidense, con un crecimiento bursátil superior al 27 000 %.
Crecimiento por encima del suelo, desconectado de cualquier utilidad real.
¿La prueba? A pesar de todo este dinero, la mera llegada del competidor chino DeepSeek al mercado de GenAI provocó un desplome del 17% en el precio de las acciones de Nvidia, alertando al mundo financiero de la inminencia del estallido de una burbuja tecnológica[1] con consecuencias potencialmente catastróficas.
Así que los aranceles son una buena explicación del huracán que azota las bolsas estadounidenses….
Ahora bien, ¿es el crack bursátil de 2025 una nueva crisis financiera mundial?
Probablemente no: al igual que la guerra euro-rusa por Ucrania no se convertirá en una guerra mundial, la crisis financiera estadounidense de 2025, a pesar de los esfuerzos de Trump por disfrazarla y extenderla al resto del mundo a través del “asunto de los aranceles”, no se convertirá, en nuestra opinión, en una crisis financiera global. El mundo financiero está mucho más diversificado que en 2008.
Como resultado, este gran desplome está adquiriendo cierta virtualidad. Miles de millones se esfuman. Pero, ¿es realmente dinero? ¿De quién era? ¿Cuánto tardará en reaparecer? ¿Y cómo se puede ganar dinero con estas fluctuaciones?… Las subidas y bajadas de la bolsa ya no impresionan realmente.
Lo que importa ahora no es el estado de Wall Street, sino el estado de nuestras economías reales.
Según Keir Starmer, “la globalización ha fracasado”[2]. Pero lo mismo puede decirse de las finanzas que, a pesar de su rendimiento casi ininterrumpido desde 2008, ya no son capaces de enriquecer nuestras sociedades ni de evitar que nuestros gobiernos se endeuden.
Como todos los sistemas, el financiero ha derivado hasta no servir a nadie más que a sí mismo: el dinero hace dinero para hacer más dinero, invirtiendo mecánicamente en la cúspide de la cadena alimentaria, es decir, en esos 7 Magníficos que saben qué hacer con él: ¿quién utilizará sus bellos inventos si se seca el suelo económico?
Se avecina otra revolución: monedas digitales, criptomonedas, automatización, IA… todas ellas tecnologías que anuncian el fin de las finanzas tal y como las conocemos. [3]
Mientras las cifras financieras vuelan con el viento Emergiendo de los escombros del viejo sistema, los humanos, con la ayuda de la IA y las divisas digitales, tienen ahora vía libre para crear un nuevo paradigma financiero al servicio de la economía real… en modo de prueba y ensayo.
Marie-Hélène Caillol, Directora de redaction
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