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TENDENCIA

En la encrucijada de un pasado ruso, un presente estadounidense y un futuro europeo, Ucrania, que durante los últimos 3 años ha servido de campo de pruebas para las guerras del siglo XXI, va camino de convertirse en la pieza central de la próxima arquitectura de defensa europea, sobre todo en términos de producción de armamento.

La UE que está detrás de esta “visión” parece ignorar los riesgos que entraña construir una arquitectura de defensa sobre un país que sigue siendo en gran medida corrupto, del mismo modo que desprecian cualquier planteamiento democrático como base para estas cuestiones. Tras haber muerto en el altar de la seguridad europea, a los ucranianos debe estar empezando a resultarles muy difícil encontrar en el proyecto europeo de su país los valores que les habían entusiasmado en un principio…

La guerra de Ucrania, arquetipo de la guerra del siglo XXI

La guerra de Ucrania ha reunido todas las características necesarias para definir la guerra en el siglo XXI. Ninguna otra guerra de los últimos veinticinco años ha reunido a tantos poderosos actores estatales en enfrentamientos tan intensos. Más allá de las fantasías y especulaciones, ya se han establecido las diversas facetas de la guerra actual y los medios necesarios para librarla.

El futurismo nos llevó a imaginar que la inteligencia artificial y los robots serían los elementos centrales de la guerra. Los hechos demuestran que no sustituyen por completo a los humanos, sino que más bien les sirven. Por ejemplo, la IA y las tecnologías de la comunicación desempeñan un papel esencial en la guerra de la información[1] y en el guiado o interferencia de misiles y drones[2]. Los drones, por su parte, son robots enviados por los humanos, en su lugar, a la línea del frente. Esta guerra demuestra lo importante que es no sobrestimar el poder de los drones de alta tecnología (como el Reaper estadounidense), útiles por su gran autonomía de vuelo, su inmenso alcance y su menor coste (en comparación con los aviones de combate[3]). En caso de un conflicto de esta envergadura, siempre estaremos al borde de una Tercera Guerra Mundial nuclear. Por ello, los aliados occidentales no han podido proporcionar a Ucrania este tipo de aviones no tripulados por miedo a entrar en conflicto directo con Rusia. En consecuencia, los drones pequeños, cargados de explosivos y de fabricación casi artesanal resultaron ser mucho más indispensables[4]… para las guerras “autorizadas” o “infratratadas”.