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Energía: retos e incertidumbres

Nuestras investigaciones (publicadas con más detalle en nuestro boletín de mayo de 2021) sobre futuros energéticos realistas para alimentar una economía mundial de, digamos, 5.000 a 7.000 millones de personas en los próximos 20 años (es decir, la parte «urbanizada» de una población mundial creciente), en los que descartamos los sueños delirantes de decrecimiento generalizado que ni los indios, ni los chinos, ni los africanos, … consentirán por supuesto, sugieren en el mejor de los casos la siguiente evolución:

. una descarbonización que dé prioridad a una reducción real del carbón, a una estabilización del petróleo (que todavía está muy lejos) y a un aumento medido del gas (para compensar los dos primeros).

. una diversificación de las fuentes de energía normalizadas gracias al despliegue de redes de cables eléctricos, conectados por inteligencia artificial, que regulen las cargas provenientes de todo tipo de fuentes: hidroeléctricas, eólicas, solares, nucleares, centrales térmicas, etc.

. un vínculo entre la electricidad y el hidrógeno para abordar los problemas de almacenamiento y alimentación fuera de la red, al tiempo que se resuelve el espinoso problema de la contaminación de las baterías.

. ahorro de energía en todas las fases del ciclo de extracción-transformación-distribución-consumo-reciclaje-eliminación (e idealmente reducción del consumo en línea con la inflación).

Es probable que dentro de 20 años exista un modelo de este tipo. Pero hasta entonces, siguen faltando los siguientes puntos en el panorama:

. uso del gas: complicado por la sensibilidad geopolítica (recordemos que los mayores productores de gas son Irán, Rusia y China, aunque Estados Unidos es ahora el mayor productor mundial de GNL[1]).

. la energía nuclear sigue en crisis: ha perdido al menos 10 años de investigación e inversiones serias (pequeñas unidades, fusión, torio… nada está realmente listo).

. gigantismo y coste de la transición hacia fuentes renovables.

. el hidrógeno se ha dejado de lado durante demasiado tiempo a pesar de las decisiones estratégicas tomadas en este sentido por los Estados en los años 90 (última década de racionalidad científica) en favor de la lógica de las baterías, sin duda más lucrativas para ciertos segmentos de la economía  – no hay que olvidar que uno de los retos de la transición era conseguir que el próximo modelo pudiera seguir financiando a los amos del antiguo (empresas energéticas de todo tipo, gobiernos): soluciones milagrosas, por favor, ¡esperen!

2021-2025: una brecha en la que caerán secciones enteras del planeta

Esta visión sintética de las vías de futuro que se exploran actualmente -y de las sombras del panorama- revela un periodo de al menos 5 años durante el cual la crisis energética no podrá resolverse más que mediante enormes sacudidas de la actividad económica de ciertas regiones, que la pandemia u otras catástrofes inducirán. La razón por la que decimos «al menos» 5 años es que estos golpes a las economías les impedirán invertir en su transición, prolongando así el periodo.

Este periodo de cinco años que hemos identificado recorre varios de nuestros estudios de investigación:

. monedas digitales de los bancos centrales: horizonte 2025.

. aumento significativo de los depósitos de mineral de hierro (véase nuestro artículo sobre Simandou más abajo): para 2026.

. Las respuestas del ITER sobre la viabilidad de la producción de energía de fusión: horizonte 2025.

. reinventar los mecanismos de la gobernanza moderna y democrática: un horizonte 2024-2025[2].

. nivel significativo de conexiones 5G (3.500 millones): para 2025.

. puesta en marcha de centrales de torio: 2025.

. reestructuración/digitalización de las empresas: 2025 (en el mejor de los casos).

Las terribles crisis que provocará la ausencia de estas infraestructuras y tecnologías necesarias para la indispensable transición sistémica llevan a nuestro equipo a anticipar que esta brecha de 5 años podría convertirse de hecho en un período de 20 años que los historiadores agregarán a la última década, es decir, 30 años de Muy Gran Crisis Sistémica Global…

[…]

Ha comenzado una era de escasez …

En el estado actual de la tecnoeconomía, no habrá suficiente energía y materias primas para alimentar los sueños de prosperidad que acarician las distintas regiones del mundo.

El proyecto medioambiental es el camino que debe conducir a un nuevo estado tecno-económico que haga compatible la prosperidad global con la realidad de los recursos disponibles. Pero este camino no puede tomarse fuera de un marco sólido de cooperación internacional, que aún debe adaptarse a la nueva configuración geopolítica.

En un mundo en guerra, el proceso de invención conjunta del futuro se detiene, comienza la contienda de los grandes músculos, se inicia la carrera por los recursos y con ella una era de escasez y, por tanto, de acaparamiento y depredación.

La economía estadounidense apenas se ha puesto en marcha cuando ya está pagando el precio de esta nueva realidad: hay escasez de gasolina en las estaciones del mayor productor de petróleo del mundo[3], se esperan cortes de electricidad este verano[4], la comida para mascotas y el pollo faltan en los estantes[5], … y sin tener relación directa con la Covid, se esperan cortes de agua en Nevada y Arizona por primera vez[6].

Escasez de petróleo y alimentos en Colombia[7].

También en Irlanda escasean los alimentos[8].

Los microchips[9], el pollo, la madera, el coche, el kétchup y el cloro faltan en el mercado occidental[10].

La industria automovilística europea sufre la escasez de microchips y abandona la instalación de ciertas opciones tecnológicas en sus vehículos[11].

La India y todos los países de renta media y baja carecen de oxígeno médico[12].

Los japoneses acaban de publicar una guía para que los productores de energía eviten el riesgo de cortes de electricidad[13].

Inglaterra se ve afectada por una escasez de cemento[14] que perjudica a todo el sector de la construcción[15].

Si China se reafirma en la disponibilidad de acero[16], Londres está preocupado[17]. En cuanto al acero inoxidable americano, se está volviendo raro[18].

Por parte de China, las tensiones geopolíticas agitan el espectro de la seguridad alimentaria[19].

… Y esto es sólo el principio. ¿Con qué alimentaremos la recuperación?

Dos agravantes más: 1/ La era de la escasez irá acompañada de la era de los stocks, en la que los más poderosos (empresas, países, regiones -que probablemente no serán los que esperamos-) se harán con los recursos y bienes disponibles antes que los demás, ampliando aún más la brecha de la riqueza. 2/ También agravará el gigantesco enfado de la gente mal informada y no implicada en las decisiones, haciendo que las buenas soluciones sean cada vez más inaccesibles.

Así se forma una imagen bastante precisa del futuro a corto plazo… Quien siembra vientos, cosecha tempestades.

________________________

[1]      Fuente: Wikipedia

[2]      En el último número señalamos que tanto Europa como Estados Unidos y China se proponían reformar la gobernanza para estas fechas. Fuente: GEAB, 15/04/2021

[3]      Fuente: PBS, 13/05/2021

[4]      Fuente: Bloomberg, 13/05/2021

[5]      Fuente: Washington Post, 30/04/2021

[6]      Fuente: VOA, 17/04/2021

[7]      Fuente: BBC, 13/05/2021

[8]      Fuente: TRTWorld, 14/04/2021

[9]      La crisis de los microchips ya está llevando a los fabricantes a pedir a sus clientes que cambien su modelo de suministro. El fin del suministro justo a tiempo. Fuente: FT, 04/05/2021

[10]    Fuente: TheGuardian, 13/05/2021

[11]    Fuente: Automotive News Europe, 06/05/2021

[12]    Fuente: ReliefWeb, 11/05/2021

[13]    Fuente: ArgusMedia, 21/04/2021

[14]    Fuente: CemNet, 07/05/2021

[15]    Fuente: Building, 11/05/2021

[16]    Fuente: ChinaDaily, 12/05/2021

[17]    Fuente: ConstructionNews, 12/05/2021

[18]    Fuente: HellenicShippingNews, 04/05/2021

[19]    Fuente: SCMP, 27/04/2021

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