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¿Qué será de la Comisión Europea dentro de la gran redefinición de la relación transatlántica?

(Extracto GEAB 107 / sept. 2016)comision europeacomision europea

Desde su creación, el objetivo principal del GEAB es advertir a la opinión pública y a los dirigentes europeos de que la enorme reconfiguración geopolítica global impone necesariamente a la UE una profunda transformación. En plena crisis sistémica global, la transformación del papel y la posición de EE.UU. en el mundo, aliados estructurales del proyecto comunitario desde su origen y especialmente desde la caída del Muro de Berlín, acentúa la necesidad de adaptación, no solamente de las relaciones exteriores, sino también de la propia naturaleza de la UE y de su órgano administrativo más emblemático, la Comisión Europea.

Visible degradación de la relación transatlántica

Desde la negativa franco-alemana a seguir a EE.UU. en su guerra con Irak en 2003[1] hasta la “posibilidad de Trump” en la Presidencia estadounidense a finales de 2016 han pasado trece años durante los cuales las relaciones transatlánticas han experimentado todo tipo de vicisitudes: desde grandes momentos de aparente simbiosis (elección de Sarkozy como presidente del país más anti-atlantista de la UE en 2007, acuerdo contra Rusia en 2014…), hasta profundas crisis (escándalo de espionaje de la NSA[2], campañas anti TTIP[3]…).

Sin embargo, nuestro equipo observa actualmente una intensificación de los indicadores de ruptura. Solo citaremos algunos de los más conocidos que han puesto en tela de juicio puntos particularmente fundamentales de la relación transatlántica:

Medidas contra Barroso en respuesta a su contratación en Goldman Sachs: el presidente de la Comisión más conocido por su acérrimo pro-atlantismo incondicional, contratado por la institución financiera estadounidense, abiertamente responsable de la mala instrucción del informe sobre el estado de endeudamiento de Grecia, en el contexto de la decisión de integrar al país en la zona Euro[4]… En otro tiempo, esta clase de escándalo podría haberse mantenido oculto; esta vez, no  solamente se convirtió en un asunto ampliamente mediático, sino que la Comisión respondió retirándole los privilegios otorgados por sus anteriores responsabilidades[5]; un colectivo de funcionarios firmó una petición “no en nuestro nombre”[6]

Implementación de medidas de reciprocidad en materia de visados entre América del Norte y la UE: en virtud de los principios de solidaridad europea, la Comisión europea adoptó un tono más duro con EE.UU. y Canadá, que siempre han aplicado una política de visados a los ciudadanos de ciertos países de la UE; amenazó con aplicar una medida de reciprocidad, solicitando visados a los ciudadanos estadounidenses y canadienses que viajasen a Europa; el pasado junio, estableció un plazo de 6 meses para que estos países suprimieran las obligaciones de visados para todos los países de la UE[7]. Conoceremos la resolución a finales de año pero podría decirse que la UE, por medio de la Comisión Europea, ha manifestado su decisión de no dejarse pisar por sus grandes aliados norteamericanos.

Declaraciones simultáneas de Gabriel (DE) y Hollande (FR) tratando de enterrar el TTIP: este verano, el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, y el presidente francés, François Hollande, han coincidido en sus declaraciones sobre el hecho de que el TTIP era un proyecto muerto desde su nacimiento y que de debían detenerse las negociaciones, lo que ha dado lugar a encuentros bastante desagradables entre Hollande y Juncker[8].

Reactivación de los proyectos de una Europa de la defensa[9], tras la salida de Turquía de la OTAN: a principios de año, nuestro equipo anticipó el fin de la OTAN; el hecho es que la Alianza está bastante deteriorada, especialmente desde que Erdogan volviera a poner en orden su Ejército[10] (el segundo mayor Ejército de la OTAN en términos de efectivos, por detrás del Ejército estadounidense[11]), restableciera las buenas relaciones con Rusia[12] y volviera la espalda a la UE[13]. Fin de una larga etapa de la historia estratégica de las relaciones transatlánticas…y la UE puede iniciar su proyecto de la Europa de la defensa.

Gráfico 1 – Gasto en efectivo de los Ejércitos de diferentes países. Fuente: WSJ

Replanteamiento de la exención fiscal a grandes multinacionales estadounidenses en Europa, con el asunto de Apple como ejemplo más simbólico: los 13.000 millones de impuestos atrasados exigidos a Apple por la Comisión Europea, forman parte de una estrategia común interna que tiene como fin devolver al continente su capacidad de recaudación fiscal. Era evidente que EE.UU. iba a ser un objetivo, a través de Apple[14], en el contexto probablemente de una cierta reciprocidad con respecto a las descomunales multas impuestas por el Gobierno estadounidense a los bancos europeos[15], pero especialmente en el contexto de la profunda controversia de las ventajas tácitamente adquiridas por EE.UU. gracias a la “incondicionalidad unidireccional” de la relación transatlántica.

Gráfico 2 – Arriba: multa de Apple en comparación con sus ingresos (fuente: Dailymail). Abajo: multas y costas legales para los bancos (80% del total proveniente de EE.UU.), 2009-2014 (fuente: BCG).

El Brexit y la “posibilidad de Trump / probabilidad de Hillary” como responsables de este debilitamiento

Hay dos factores que contribuyen a acelerar la “liberación” de Europa de EE.UU.:

Lo que nuestro equipo llama “la posibilidad de Trump”, que más allá de la realidad de la elección efectiva de Trump como presidente de EE.UU. el próximo noviembre, nos obliga, a la UE y al resto del mundo, a ver cómo la primera potencia mundial es capaz de elegir a un dirigente de este tipo. A esta “posibilidad de Trump” se añade la inquietud, menos visible, que suscita la “probabilidad de Hillary” en Europa[16], en el mundo e incluso en la opinión pública estadounidense[17]. Entre Guatemala y Guatepeor, las perspectivas sobre el próximo Gobierno de EE.UU. están rompiendo los lazos que mantenían unidas las dos orillas del Atlántico.

Gráfico 3 – Índices de impopularidad en marzo/abril de los candidatos Republicanos y Demócratas, 1980-2016. Fuente: Roper center.

 

Brexit: UK, país que ha servido a la estrategia estadounidense en Europa durante treinta años, que ha decidido abandonarla UE[18]. Dicho esto, nuestro equipo considera que al salir de la UE, el Reino Unido se habrá liberado también de su deber para con EE.UU., que ya se había convertido en algo estructural y que además peligraba por sus nuevas alianzas con China[19]. De este modo, no se trata solo de que la UE se libere de la tutela estadounidense al deshacerse del Reino Unido, sino que, en cierta manera, también el Reino Unido se libera de la tutela estadounidense al desprenderse de la UE.

¿Cuál será el impacto sobre la antigua UE?

Comienza ahora a surgir la idea de que las dificultades actuales de la UE pueden estar más ligadas de lo que pudiera pensarse a las crecientes dificultades en las relaciones transatlánticas. Incluso se formula una hipótesis: ¿resistirán la UE y su núcleo, la Comisión Europea, la separación UE-EE.UU.?

Para la UE, la respuesta está clara: el Brexit ya ha sellado el destino de esta versión “post-caída del Muro” de la construcción europea. El sistema de decisiones de la UE está en suspensión y la construcción europea reemprende su camino en el marco de una multitud de formatos de encuentros europeos (UE-1, Euroland, Schengen, Club Med, Grupo de Weimar, Grupo de Visegrado, motor franco-alemán-italiano…)[20]. La UE murió el pasado 23 de junio, pero no así la construcción europea, que desde hace treinta años nunca ha estado tan viva.

¿Pero qué será de la Comisión Europea? ¿Logrará adaptarse a la nueva complejidad de un modelo europeo, ahora en varios formatos y varias velocidades? ¿Estará en condiciones de hacer evolucionar la naturaleza fuertemente transatlántica que ha desarrollado desde la Caída del Muro[21]?

Aunque desde este punto de vista, el asunto de Apple suscite más bien optimismo, de cualquier modo hay que remarcar que la Comisión ha podido ganar terreno porque la oficina de lobbying de Apple en Bruselas no ha estado a la altura[22]. Este hecho, en apariencia anodino, dice mucho de la suspensión actual del sistema de decisiones transeuropeo. ¿Tiene la Comisión el suficiente margen de maniobra para iniciar la transición?

En cuanto al TTIP, cabe señalar que la Comisión Europea, a pesar de las voces cada vez más sonoras de dirigentes europeos de primera línea (Sigmar Gabriel, François Hollande…), no se cuestiona las negociaciones sobre el TTIP. No hace otra cosa que aplicar las reglas de funcionamiento comunitario: el hecho de que ciertos dirigentes europeos soliciten la suspensión de las negociaciones, no quiere decir que finalice el mandato encomendado por los 28 de atender a tales negociaciones. Por lo que es normal que la Comisión prosiga con la labor. Además, el particular caso del TTIP obliga a los políticos y ciudadanos a reflexionar sobre el sistema de decisiones europeo y sobre la existencia o inexistencia de mecanismos “cortacircuitos”. Ya sabíamos que las decisiones tardaban mucho en tomarse a nivel comunitario; ahora caemos en la cuenta de que tardan al menos el mismo tiempo en interrumpirse…una característica muy poco compatible con el grado de responsabilidad del nivel europeo, especialmente en un contexto de crisis que nos obliga a responder con agilidad.  Podría ser el TTIP el que condujese a los europeos a emprender una reforma profunda de los mecanismos decisionales y operacionales de la Comisión Europea.

TTIP y sanciones rusas: dos piedras en el camino

Pero nuestro equipo considera que existe otro caso que podría generar una mayor controversia en relación a la Comisión: el de las sanciones contra Rusia. De nuevo, tenemos a grandes países insistiendo para que se levanten las sanciones: Francia[23], pero también Alemania[24], Bélgica[25] e Italia[26] desean lo mismo. Nuestro equipo ya ha anticipado las negociaciones para el levantamiento de las sanciones a finales de 2016[27]. Dicho esto, no podemos afirmar si serán exitosas o no. Los países bálticos y Polonia no están a priori dispuestos a ceder en este asunto. Las declaraciones en relación a una Europa de la defensa tienen el fin de tranquilizarlos con respecto a la capacidad de Europa para defenderlos contra cualquier intento de invasión rusa; pero las agendas pro-OTAN de estos países pueden imponerse y bloquear la decisión.

Gráfico 4 – Países bálticos: Letonia, Lituania y Estonia, 7 millones de habitantes en total. Fuente: Wikipedia

Imaginemos ahora un Trump o una Clinton en el Gobierno estadounidense, en el puesto de Obama. Más allá del impacto enormemente negativo de las sanciones rusas sobre la economía europea, ¿puede Europa verdaderamente arriesgarse a permanecer ligada a la agenda estadounidense frente a Rusia? ¿O debería desligarse por completo y asegurar su independencia estratégica? Si están de acuerdo con la segunda opción, estarán de acuerdo en que un bloqueo del levantamiento de las sanciones por parte de cuatro países de la UE sería en el fondo inaceptable y favorecería las condiciones para una ruptura del modelo de funcionamiento europeo actual. Ahora bien, antes que atacar a los países bálticos y Polonia, sería más sencillo invalidar el mecanismo que les da este poder exorbitante, por ejemplo, subvirtiendo la legitimidad de la Comisión Europea para aplicar tal mecanismo. Desde este punto de vista, la utilización de la expresión “reconducción automática de las sanciones”[28] acentúa el carácter tecnocrático de la gestión de la crisis euro-rusa y, como en el caso del TTIP, nos obliga a reflexionar sobre la existencia de un botón de “stop”.

Así pues, la Comisión Europea podría verse próximamente bajo el foco como parte de numerosos reajustes permitidos por el Brexit e impuestos por la inquietante perspectiva del próximo Gobierno de EE.UU., entre otras importantes dificultades de adaptación.

La importancia de un marco político para la administración común

La respuesta concerniente a la supervivencia de la Comisión depende de su capacidad estructural para ponerse al servicio o no de Euroland, del Grupo de Weimar, de Schengen… en definitiva, de los ciudadanos europeos. ¿Pero cómo podría adaptarse a un cambio así sin mandato político para ello? Las transformaciones que Europa ha conocido hasta ahora se desarrollan al margen de los tratados, en el campo de la pura política, al margen de todo mandato democrático… en resumen, una locura para toda administración digna de ese título.

En realidad, la función de la Comisión Europea en los próximos años podría reducirse a implementar el famoso Brexit, el único dominio de competencia de una Comisión Europea estructuralmente al servicio de 28 Estados miembros, en un momento en el que, de hecho, la UE ya solo cuenta 27 miembros. Mientras, los secretariados ad hoc tomarán el relevo de la aplicación de las decisiones tomadas por cada una de las instituciones europeas, en un gigantesco embrollo.

El debilitamiento de la Comisión Europea es consecuencia lógica del Brexit y de la redefinición de las relaciones transatlánticas. Este debilitamiento podría incluso mostrarse en forma de protesta violenta a finales de 2017, en el caso de que ciertos países clave se inclinasen hacia el bando del populismo anti-UE.

Esto es muy posible a menos que un proceso de legitimación democrática del nivel político de la Comisión Europea (el colegio de comisarios) permitiese establecer un verdadero marco político para la administración común.

Extracto GEAB 107 / sept. 2016

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[1] Fuente: The Guardian, 22/01/2003

[2] Fuente: Express.co.uk, 27/10/2013

[3] Fuente: “Anti-TTIP petition signed by 3 million”, Euractiv, 09/11/2015

[4] Fuente: Der Spiegel, 08/02/2010

[5] Fuente: Financial Times, 11/09/2016

[6] Fuente: Change

[7] Fuente: Bloomberg, 13/07/2016

[8] Fuente: Die Welt, 30/08/2016

[9] La cumbre sobre el futuro de la UE en Bratislava permitió acordar la creación de un Ejército europeo, aparte de la OTAN. Fuente: The Telegraph, 06/09/2016

[10] Queremos recordarles que Erdogan llegó al poder en 2003 con una agenda clara que consistía en minimizar la intervención del Ejército en su país. La crisis siria ha ido desviando esta política a lo largo de tres años, devolviendo el poder al Ejército. El golpe de Estado militar, que anticipamos como posibilidad en el GEAB de octubre de 2014 (fuente: GEAB N°88, 15 de octubre de 2014), ha proporcionado la oportunidad a Erdogan para calmar las veleidades del Ejército turco. Les recomendamos una relectura de todo lo que hemos escrito anteriormente sobre Turquía, anticipaciones que, durante tres años, han parecido equivocarse, pero que quedan totalmente validadas por las consecuencias del golpe de Estado.

[11] Fuente: TheNews.pk, 17/07/2016

[12] Restablecimiento de las relaciones… y todo lo que conlleva: gasoductos, líneas aéreas, etc. Fuente: AzerNews.az, 08/08/2016

[13] Fuente: Hürriyet, 21/04/2016

[14] EE.UU. ha intentado bloquear la exigencia de la UE a Apple de manera oficial… en vano. Fuente: The Guardian, 24/08/2016

[15] Fuente: Financial Times, 14/11/2014

[16] La agenda extremadamente “neoconservadora” de Hillary Clinton inquieta a todo el mundo, casi tanto como la imprevisibilidad y el populismo de Trump, a veces incluso más. Véase por ejemplo el documental sobre Hillary Clinton, emitido el pasado 13 de julio en una cadena tan respetable como Arte. Fuente: Arte, 13/07/2016

[17] El 56% de los estadounidenses temen la idea de Trump en el Gobierno… pero el 48% de los estadounidenses temen igualmente la idea de Clinton como ganadora. Fuente: The Hill, 14/07/2016

[18] Les recomendamos leer este tipo de artículos: nationalinterest.com, 24/02/2016 ; The Conversation, 24/06/2016

[19] Tras el Brexit, nuestro equipo comenzó con su labor de observación, para estimar si el Reino Unido confirmaría su acercamiento con China o, por el contrario, volvería a caer en los brazos transatlánticos. La reciente validación del proyecto para la planta nuclear de Hinkley Point nos hace pensar que es más probable la primera hipótesis. Fuentes: The Interpreter, 04/11/2015 ; BBC, 15/09/2016

[20] Véase el pequeño artículo sobre este tema publicado en este mismo número.

[21] Esta evolución es fruto de una serie de factores convergentes que se establecen en torno a Bruselas tras la Caída del Muro: interpretación de la Caída del Muro como una victoria del bando estadounidense, fuerte anglofilia de Bruselas durante cerca de 20 años, lo que originó un influjo de consultores más anglófonos que europeos, colocación de eminencias grises ultra-pro-atlantistas en puestos estratégicos de la Comisión Europea (por ejemplo, David O’Sullivan, embajador actual de la UE en EE.UU., anterior secretario general de la Comisión, número 2 de Lady Ashton en la época del SEAE y de la crisis euro-rusa, etc.), 10 años de Barroso presidiendo la administración común… EE.UU. ha respaldado verdaderamente a la UE durante veinte años. Aunque esta influencia, como explicamos en este artículo, esté en pleno retroceso, esto no impedirá que la Comisión Europea y Bruselas permanezcan como los últimos territorios pro-atlantistas en Europa, en un momento en el que queda tanto por hacer a nivel europeo para redefinir una relación de igual a igual con EE.UU.

[22] Fuente: Politico, 31/08/2016

[23] Fuente: USA Today, 08/06/2016

[24] Fuente: Der Spiegel, 30/05/2016

[25] Fuente: USA Today, 24/07/2016

[26] Fuente: Politico, 12/010/2016

[27] Fuente: Financial Times, 09/06/2016

[28] Fuente: Reuters, 14/03/2016

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