Los problemas sociales comienzan a percibirse en los mercados financieros y la economía como el posible detonante de la famosa crisis de 2020: manifestaciones, aumentos de la deuda pública, crisis presupuestarias, cambio de la mecánica de la deuda pública de lo privado a lo público, austeridad, pérdida de confianza en los actores económicos y financieros, quiebras, etc., todo ello en un contexto de desaceleración económica. El creciente descontento podría ser la gota que colme el vaso, motivo más que suficiente para movilizar voluntades a fin de contenerlo, pero además es necesario comprender correctamente las causas, cosa que no sucede.
Una anticipación bastante sombría que tiene por contrapartida una visión optimista de las perspectivas de reinvención del euro que genera la llegada de Lagarde al BCE, quien tiene planes para el euro digital, cuyo ascenso al poder anticipamos hace ya un año y que acaba de ser objeto de un enérgico llamamiento por parte de los bancos alemanes. Así pues, nos aproximamos a una transformación de la Eurozona en Eurozon… (la clave de este juego de palabras se encuentra en este número).
La India sigue inquietándonos y las características del nuevo Gobierno son dignas de analizar. Sin olvidarnos de nuestras habituales recomendaciones de inversión, por supuesto.
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