El LEAP/E2020 anunció, el 15 de mayo de 2006 en el GEAB N°5, que la fase II de la crisis sistémica global, llamada de « aceleración », comenzaría en junio de 2006 y que particularmente estaría caracterizada por la toma de conciencia generalizada de la existencia de esta crisis sistémica global. La fuerte y persistente caída de todos los índices bursátiles del mundo de estas últimas semanas están mostrando claramente la entrada a esta fase de la crisis, ya evidente para todos los agentes económicos y financieros. Estos últimos ven de repente sus « indicadores » desvanecerse y sus « certezas » hacerse trizas. Los valores relativos de los activos, en todo el mundo, se están desestabilizando y empieza una larga depreciación para muchos de ellos.
Nuestro equipo tuvo la oportunidad de señalarles a los participantes de la cena-debate del LEAP/E2020 de marzo de 2006, en respuesta a sus preguntas, que los grandes mercados bursátiles mundiales (Nueva York, Londres, Tokio, Francfort, París…) no serían afectados mientras el sistema económico y financiero tenga la capacidad de impedirlo. En efecto, las grandes bolsas son el equivalente financiero del « abanderado » en los antiguos ejércitos. No debía caer, porque en ese caso todo el ejército se desbandaba. Se lo protegía cueste lo que cueste. Su caída significaba en realidad la derrota.
Para nuestro equipo, el principio de la fase II, de « aceleración » que ha adquirido la forma de la caída de todos los índices bursátiles del planeta, especialmente de las principales bolsas, significa que los dirigentes del sistema mundial económico y financiero (banqueros centrales, ministros de finanzas del G8, FMI,…) entraron desde ahora en una estrategia de huida hacia adelante, fingiendo validar los hechos que ya no controlan, y que no habían previsto en lo más mínimo. Es muy evidente que esta situación es portadora de graves problemas ya que es imposible pensar que estos mismos dirigentes podrán aportar soluciones innovadoras, audaces y eficaces a esta primera gran crisis global.
Sus primeras preocupaciones deberían ser, por una parte, admitir que esta crisis es duradera y recién empieza, y evaluar lo rápidamente los posible « estragos » que causan la caída de las bolsas mundiales. En pocas semanas, asistiremos a una multiplicación de las quiebras de empresas, de fondos especulativos incluso de establecimientos financieros y de fondos de pensiones. Ese momento será demasiado tarde para actuar e impedir que la crisis se desarrolle abruptamente. Durante los próximos tres meses, todavía es posible anticipar las consecuencias y tratar de canalizar la crisis hacia esfera financiera y económica, para intentar evitar que se propague en crisis sociales y militares…
Para leer más : GEAB 6 / 16.06.2006