Los ataques contra el oro como dinero
Durante la mayor parte de la historia documentada, el oro ha sido el principal signo y modo de almacenamiento de la riqueza, y la plata, más abundante, la moneda del pueblo. Esto continuó siendo la base del dinero sólido hasta comienzos del siglo XX. Los bancos nacionales almacenaban lingotes de oro y la plata se utilizaba en el comercio internacional, principalmente en forma de monedas de 1 onza.
Sin embargo, en los últimos cien años, la manera en que los Gobiernos proporcionan dinero y las personas lo usan ha cambiado drásticamente. Hoy en día continúa una revolución monetaria fundamental en la que las monedas nacionales, las monedas de reserva internacionales y las nuevas criptomonedas compiten por asegurarse un lugar en el sistema financiero. El dólar estadounidense sigue siendo la actual moneda de reserva mundial, desde que destronase a la libra esterlina británica tras el acuerdo de Bretton Woods de 1944. Posteriormente, el sistema sufrió una gran crisis cuando el dólar se desvinculó del oro y desde entonces el único respaldo de esta moneda ha sido la promesa del Gobierno estadounidense. Esta situación se ha podido sostener gracias a una demanda artificial creada por la expectativa de que todos los países utilizarían el dólar para el comercio de petróleo (el acuerdo del petrodólar que, aunque crecientemente inestable, continúa en gran medida vigente a día de hoy).
Sin embargo, como ocurre con todas las monedas fiduciarias, el problema comenzó cuando los pagarés bancarios sustituyeron a los activos reales y se permitió a los bancos centrales inflar la masa monetaria por medio de la banca de reserva fraccional. Aunque la mayoría de las monedas nacionales prometieron inicialmente el reembolso en oro o plata, en la práctica esto se tornó cada vez más difícil, cuando el creciente comercio internacional empezó a influir en la abundancia de las reservas de los Gobiernos occidentales. Poco a poco, todos los grandes Gobiernos se vieron forzados a dejar atrás el patrón oro y finalmente el Presidente Nixon puso fin al sistema de cambio cerrando la ventana del oro el 15 de agosto de 1971. Los posteriores esfuerzos de los Gobiernos occidentales por continuar degradando el metal amarillo hasta ponerlo al nivel de un simple bien en los 80 y los 90 llevó a un número de Gobiernos a reducir sus reservas nacionales (en ciertos casos, a precios irrisorios).
Fue entonces cuando gran parte del oro comenzó a dirigirse a Asia, donde seguía apreciándose su valor como moneda de reserva. Como consecuencia, durante los últimos treinta años, el oro se ha transferido de forma contante de los bancos occidentales al Este; ya sea ofrecido en arrendamiento por Londres y Nueva York, repatriado a los bancos nacionales, o vendido, así como en nuevos lingotes físicos (refundido en lingotes de 1 kg en Suiza). En la actualidad, Hungría, Polonia, Rusia, China, India, Turquía y Arabia Saudita amplían activamente sus reservas nacionales, proceso que se ha visto acelerado por la crisis crediticia internacional de 2007-2009. El gráfico 2 ilustra el claro cambio de tendencia tras la crisis financiera de 2007/2008. Recientes estimaciones han sugerido que China ha importado y extraído enormes cantidades de oro en los últimos años que se han sumado a sus reservas de oro de nuevo este enero, y que es posible que posea mucho más que las 1,853 toneladas métricas que ha declarado públicamente.. Las investigaciones sobre el flujo de oro hacia China estiman que el país ha acumulado un total de hasta 24 000 toneladas en manos públicas y privadas.
Gráfico — Los bancos centrales toman el oro como activo seguro. Fuente: GoldSilver.com
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