Pocas veces un evento deportivo ha generado tanta expectación antes de su comienzo. Este mes empieza la Copa del Mundo de fútbol en Qatar. Es una manifestación del cambio que está experimentando el sistema mundial. En este caso, el de la continuidad del modelo vigente y la discontinuidad de los actores que lo encarnan. Ser anfitrión de una competición mundial (principalmente los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo de fútbol, cricket o rugby[1]) constituye un escaparate del modelo político y económico del país anfitrión. Lo que se expondrá en el escaparate qatarí es una abundancia de riqueza[2], en un momento en que se proclama el fin de la abundancia en el lado occidental[3].
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