Este número recuerda a todos, lectores y redactores, la magnitud de la niebla estadística que caracteriza nuestra época. Al elegir la demografía como tema, se podría pensar que hemos escogido un campo fiable y basado en hechos. La natalidad, el registro de nacimientos y defunciones y los censos son prácticas generalizadas y bien establecidas en todo el mundo. Podría pensarse que la inteligencia artificial ayudaría. Sin embargo, no es así. Incluso en la ONU, una institución con un rango y unos recursos fuera del alcance de cualquier otra, las inexactitudes y las consiguientes incertidumbres son el pan de cada día.
Al igual que un erudito que, a medida que aprende y acumula conocimientos, se da cuenta de lo mucho que desconoce, nuestras sociedades van descubriendo, a medida que desarrollan herramientas de medición estadística, la distancia que las separa de la “verdad”, y a veces incluso simplemente de la realidad. ¿Es porque vivimos en un mundo cada vez más complejo? ¿O es porque nuestras herramientas estadísticas sólo nos permiten medir el alcance de la complejidad a la que somos incapaces de hacer frente?
Desde el principio, nuestro método ha tenido esto en cuenta al exigir un enfoque multidisciplinar y global. Sólo así podemos considerar los múltiples factores que influirán en la tendencia que intentamos definir y, por tanto, anticipar las rupturas que la alterarán. En el caso de la demografía, ¿cómo ignorar que en nuestro inconsciente colectivo la sensación de superpoblación tendría automáticamente un efecto contrario? ¿Por qué centrarse casi exclusivamente en los nacimientos cuando las muertes desempeñan un papel igualmente importante? ¿Por qué insistir en proyecciones lineales cuando la historia se repite, aunque nunca con las mismas palabras, ni por las mismas causas, ni produciendo los mismos efectos?
El crecimiento exponencial de las estadísticas va de la mano con la importancia y la confianza que tendemos a depositar en ellas. Y cuando estas resultan inexactas o incluso falsas, generan aún más confusión. Así, nos encontramos navegando en una densa niebla, incapaces de discernir con claridad hacia dónde nos dirigimos.
Por eso nuestro método nunca se ha centrado únicamente en los números. Aunque utilizamos datos objetivos para construir y apoyar nuestras anticipaciones, los consideramos del mismo modo que las decisiones, los prejuicios culturales e incluso la irracionalidad de los actores involucrados. Aunque no estén cuantificados y, por tanto, puedan considerarse menos precisos, forman parte igualmente de nuestra vida cotidiana, por lo que es necesario tenerlos en cuenta si queremos acercarnos a la verdad sobre el futuro. Esto nos permite desarrollar anticipaciones más precisas y sutiles que las proyecciones tradicionales, que con demasiada frecuencia se reducen a curvas lineales.
Por ello, utiliza este boletín mensual como faros antiniebla para tu GPS del futuro. Utilizamos esta metáfora con regularidad porque nos recuerda al funcionamiento de nuestro cerebro cuando estamos al volante de un coche. Nuestros sentidos perciben las señales que envía la carretera por la que circulamos y anticipan las decisiones que tendremos que tomar para conducir o reaccionar ante imprevistos. Cuando nos empeñamos, con niebla, en iluminar la carretera como lo haríamos en un día despejado, lo único que conseguimos es una cortina de humo. Es en momentos así cuando es necesario cambiar de herramientas para obtener una visión más clara. Si bajamos de su pedestal al nebuloso mundo de la estadística y lo alineamos con las demás herramientas que utilizamos para entender nuestro presente, no sólo podremos ver con más claridad a la hora de navegar por el futuro, sino que también podremos tener más en cuenta las incertidumbres que nunca dejan de presentarse ante nosotros. Sólo nos queda desearle mucha suerte en su viaje. Puede contar con nosotros para seguir por el buen camino.
***
La anticipación, según LEAP, es un ejercicio estilístico que consiste en proponer enunciados sobre el futuro, basados en argumentos fácticos articulados racionalmente, que sirvan de balizas en el recorrido que cada uno de nosotros se dispone a atravesar. Estas balizas luminosas se someten después a nuestras reflexiones, intercambios, observaciones y revisiones, para alimentar nuestra inteligencia colectiva e individual del futuro. Más que un soporte de información, el GEAB es el embarcadero desde el que navegar hacia el futuro. Depende de usted.
¿Y usted, para qué utiliza el GEAB? Para hablar con nuestro equipo: [email protected]
La caída demográfica amenaza con convertirse en derrumbe. Pase lo que pase, conducirá a una forma de declive económico. Basados en un crecimiento infinito, nuestros modelos económicos se ven obligados [...]
Los cambios en el atractivo de las distintas regiones y en su actitud hacia la acogida de población extranjera conducirán naturalmente a una reorganización de los flujos migratorios. En este [...]
La tasa de natalidad siempre ha sido muy alta en las comunidades religiosas, tradicionalistas y conservadoras. Para anticipar lo que soñarán las generaciones futuras, es vital preguntarse qué comunidades tienen [...]
En 2048, Israel, lejos de celebrar su centenario, podría dejar de existir en su forma actual. El reto no procede de sus enemigos exteriores, sino de los desafíos demográficos, la [...]
El mes pasado, nuestro equipo publicó su calendario de futuros acontecimientos geopolíticos mundiales hasta enero de 2025. El calendario estaba tan lleno que no pudimos mencionar los acontecimientos económicos, monetarios [...]
La concentración de litio continúa La semana pasada, Rio Tinto, una de las principales empresas angloaustralianas del sector del litio, confirmó la compra de Arcadium Lithium, la empresa propietaria de [...]
Comentarios