El próximo mes de septiembre, la nave espacial Psyche de la NASA se lanzará desde Cabo Cañaveral para estudiar el asteroide del mismo nombre y los metales que cubren su superficie. Detrás de la ciencia, el sueño de la minería de asteroides. Este es un ejemplo de la psique espacial del mañana: construir una economía cuyos recursos no son terrestres. Empezamos a ver florecer la economía espacial, preparada para crecer exponencialmente, habitada por un alma de conquista.
No obstante, detectamos el inicio de las complicaciones, un choque de realidades plasmado en una sola frase que se repite con cada fracaso: Space is Hard. Sin embargo, los fracasos de Howard Hughes o del Concorde no han impedido la construcción de una economía aérea, al igual que los naufragios no han detenido la economía marítima. Si Elon Musk fracasa en su colonización de Marte, el sueño y el trabajo de su vida no habrán impedido hacer accesible el espacio, con aplicaciones más concretas que sus descabelladas promesas.
Elon Musk no está solo, otros titanes chocarán y la economía espacial sufrirá un darwinismo que dejará a unos pocos supervivientes para repartirse la mayor parte del pastel. Bezos, China, la Unión Europea, Musk, la Fuerza Espacial de Estados Unidos chocan y se enfrentan a las realidades muy terrenales de la guerra, los altos costes e incluso el rejuvenecimiento con esta nueva generación que intenta tomar el relevo y dibujar una nueva imagen para el espacio.
La naturaleza aún nos reserva muchas sorpresas, incluso en el espacio, donde parece no existir. Tenemos que ver en qué lugar queda la seguridad, más allá de nuestras protecciones naturales, ante los peligros del vacío y el poder de la física. La economía del espacio sigue siendo la más clara y sabia en comparación con las tragedias del aire y del mar. Pero también nos hemos vuelto extremadamente dependientes de ella, en una flagrante violación de abuso de confianza de la humanidad en sus herramientas y tecnologías.
Hace sólo unas décadas, la idea de una economía espacial se consideraba utópica. Hoy en día, las riquezas más allá de la Línea de Kármán motivan nuevas conquistas, siguiendo la misma psique de Américo Vespucio, o más bien la que financió su expedición a América.
Este número ha contado con la colaboración de Daniel Chrétien, periodista francés especializado en temas espaciales.
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