Home Paz, gobernanza mundial, integracion europea, Oriente Próximo, OPEP: la emergencia del mundo multipolar impone un cambio de método

Paz, gobernanza mundial, integracion europea, Oriente Próximo, OPEP: la emergencia del mundo multipolar impone un cambio de método

Allá por 2006, el año en que se publicó por primera vez el GEAB, nuestro equipo situó el mundo multipolar emergente en el corazón de la crisis sistémica global. Los efectos del proceso de relativización del poder estadounidense fueron los primeros signos visibles de una enorme reconfiguración global. Empezando en 2009, con la creación del BRICS[1], las nuevas potencias emergentes comenzaron a situarse de manera organizada en la escena internacional, dando sentido al concepto de “mundo multipolar”[2].

Dicho esto, la estrategia de las potencias emergentes consistió primero en reformar conjuntamente las instituciones internacionales, particularmente mediante el G20[3]. Inicialmente, las nuevas potencias tenían el objetivo de que se las reconociera e integrara en las instituciones internacionales fundadas por Occidente en el siglo XX.

De hecho, gracias a la presión política se han conseguido algunos cambios, pero desde que perdieron el control de sus mecanismos de poder, los occidentales se han visto obligados a intervenir cada vez más fuera de esos organismos que habían creado. Por ejemplo, EE.UU. se ha salido en muchas ocasiones del marco de la ONU[4] e incluso de la OTAN[5] al dirigir sus campañas militares. De manera similar, los occidentales se han alejado de la OMC[6]

Pero, sin embargo, la retirada parcial por parte de los occidentales del sistema internacional, no ha permitido a los organismos de gobernanza internacional del siglo XX considerar realmente la nueva diversidad de los intereses implicados. El poderoso ADN occidental de estas instituciones aún está en funcionamiento; y los nuevos poderes ven su participación en estas instancias, principalmente como una manera de limitar el riesgo de polarización entre ellos y Occidente.

De hecho, al igual que los occidentales, intervienen en la escena internacional a través de una gran variedad de nuevos mecanismos de gobierno: BRICS, NDB[7], AIIB[8], OBOR[9], etc., como ya hemos visto muchas veces.

Profundización del concepto de multipolaridad

Esta conclusión requiere una reflexión más meticulosa del concepto de mundo multipolar. De hecho, los polos del nuevo mundo no solo son importantes nuevos miembros del Club Internacional. Y el método que integra a países como Rusia, India o China a un sistema de normas occidentales preestablecidas, no tiene ninguna posibilidad de limitar las acciones y la labor de estos países.

Un mundo multipolar está compuesto de actores enormemente diferenciados: lenguas, culturas, sistemas de valores, intereses estratégicos, modelos empresariales, etc. La paz y la prosperidad son las dos razones y objetivos del acuerdo de estos actores. Pero esta misión no puede llevarse a cabo bajo una supervisión reguladora preexistente, pues tales actores no han participado en su desarrollo. Cada vez más visiblemente, el conocido como método internacional emerge de un club occidental que invita al mundo a alinearse bajo su bandera de valores y principios, para que reine la paz. Esto demuestra hasta qué punto tal método es inaceptable, a los ojos de algunos actores cuyo poder es, al menos, equivalente al de los “maestros” del juego.

Para una gobernanza mundial garantía de paz, en lugar de en un enfoque “internacional”, ya es hora de pensar en un método “multipolar” basado en una pluralidad de actores dominantes: EE.UU., Europa, China, Rusia, India, Brasil, Sudáfrica… Contrariamente al método internacional, el método multipolar acepta las diferencias e incompatibilidades, centrándose en los objetivos comunes de coexistencia pacífica en un mundo globalizado. El método multipolar no encierra sus componentes en un club de estrictas normas, sino que sienta a la misma mesa a actores independientes para hacerles hablar de limitaciones, riesgos de duplicación y compatibilidad necesaria, proyecto a proyecto, tema a tema. Está basado en el reconocimiento de la legitimidad de todas las agendas e impone la necesidad de encontrar la manera de mantener una relación armoniosa.

Un precedente: el proyecto europeo de los años 50

Este método es en realidad muy similar al iniciado por la Europa de la CECA[10], y luego por la Europa de las comunidades europeas, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la gestión del continente. Se trata del método conocido como “comunitario”, un equilibrio entre federalismo e inter-estatismo, abandonado en 1992 con el Tratado de Maastricht, que implementó el método “unionista”, mucho más nivelador. De esta manera, si bien la UE tiene en su propia historia ciertas fuertes características que le permiten contribuir significativamente al establecimiento del método multipolar a nivel mundial, también es cierto que sus errores más recientes la retrasan en tal contribución. Indudablemente, la construcción europea, iniciada en los 50 con el objetivo de acabar con las guerras europeas, se diseñó también con el propósito de gestionar la naturaleza multipolar de un continente europeo que nunca aceptaría someterse a las leyes de ninguna de sus naciones.

El BRICS: el buque insignia de la década

El BRICS es la encarnación más representativa de este método. Los occidentales veían la disparidad del BRICS como un signo de insostenibilidad, hasta que surgió el método internacional, cuando se empezó seriamente a considerar su sostenibilidad. De hecho, el BRICS se basa en las complementariedades de los países miembros, no en sus similitudes. Una vez más, vemos cómo los objetivos constituyen los cimientos de una alianza de circunstancia, sin una intención de sostenibilidad visible. El BRICS se formó en 2009-2010 con un objetivo de reforma de la gobernanza global, hacia la multipolaridad. Para la llegada de esta gobernanza, ya se habrá disuelto. Este método tiene la ventaja de no abandonar en la escena internacional a grandes instituciones, demasiado costosas y ya inútiles.

El concepto multipolar se inicia con la reorganización de los países productores de petróleo

Más recientemente, hemos observado una reconciliación multipolar: la de los países que se sentaron alrededor de la mesa de los países petroleros el pasado mes en la reunión de Doha. Ya hablamos de esto en el anterior número: particularmente, los rusos, saudíes e iraníes decidieron reunirse fuera de una OPEP no inclusiva y moribunda (quizás con el objetivo de reavivarla en el futuro), para promulgar sus diferencias y hallar terreno común, como mínimo. Desde el punto de vista internacional, la reunión fue un fracaso, porque los participantes no llegaron a un acuerdo común con respecto a la tasa de producción. En realidad, el hecho de que tal reunión simplemente tuviera lugar ya supone un éxito magistral; la prueba está en la subida de los precios del petróleo, mientras que Irán está aumentando en gran medida su producción[11].

Un Oriente Próximo “multi-todo”

Como ya anticipamos hace tres años[12], el método multipolar también se puso en marcha con la reorganización, actualmente en curso, de Oriente Próximo. Los principales polos de la región, particularmente Turquía, Irán, Arabia Saudita e Israel (cuya coexistencia, como ya mencionamos en su día, creó las condiciones para la resurrección de un Oriente Próximo multiconfesional y multi-étnico, en consonancia con la naturaleza multi-milenaria de la región), están actualmente experimentando un doble proceso aparentemente paradójico de diferenciación (muestran sus particularidades cada vez más) y reconciliación (expresan su necesidad de trabajar juntos más claramente):

Turquía, a través del desahucio simbólico de Davutoglu[13], da la espalda resolutivamente a la integración europea, tras haber marcado sus distancias con Rusia[14]. Podría pensarse que se encuentra en un proceso de tutela saudí, pero no se trata de eso precisamente. Turquía apoya a Arabia Saudita en el asunto de Siria[15], pero apoya a Irán en el asunto de Kurdistán[16] y a Israel con respecto a las cuestiones relativas a la energía[17]. Al mismo tiempo, Turquía ha demostrado ser irreductible (es un gigante económico y militar de Oriente Próximo), de modo que todo el mundo debe contar con ella. Actualmente, el presidente Erdogan posee el mapa de reorganización de la región, basado en una lógica multipolar y a través de una creciente interacción con el resto de actores principales, reconocidos como tal.

Arabia Saudita hizo su coming out y vuelta oficial en la escena regional e internacional, especialmente a través de su proyecto económico post-petróleo con vistas a 2030[18], que pone su estrategia sobre la mesa. Una estrategia que puede dar escalofríos en algunos aspectos, pero que tiene el mérito de presentarse ante los ojos de todos y de poder tenerse en cuenta y articularse con otras estrategias (hablaremos de esto más adelante);

Irán es un actor esencial y central de Oriente Próximo, imponiendo también estrategias de desarrollo de casi innegable legitimidad; e Israel, frente a estos ejes de restructuración, no tiene otra opción que considerar su nuevo entorno regional, que ya no tiene los confines del antiguo imperio (como en los años 70 y 80), ni del caos de los años 90 y 2000. Su reconciliación estratégica con el mayor aliado regional de EE.UU., Arabia Saudita, junto con la apertura de este aliado estratégico a toda la región, está a punto de contribuir a la integración de un estado judío en un Oriente Próximo multiconfesional (chiitas, sunitas, judíos, cristianos…)[19].

Dentro de la aceleración de estas tendencias reestructuradoras en la región, encontramos al Estado Islámico, que ya anticipamos como el nuevo enemigo común regional (en lugar de Israel), que hace que todos estén de acuerdo en algo. Pero innegablemente, el catalizador de la transición ha sido la intervención rusa en Siria. Hemos enumerado algunos ejemplos de la gestión de las relaciones internacionales basada en el método multipolar, siendo Oriente Próximo actualmente el ejemplo más revelador. Sin embargo, en otras regiones, este método está teniendo dificultades para imponerse.

Expansionismo europeo; el fin de toda inadmisibilidad

La integración europea, que se ha convertido en un proceso de expansión tras la caída del Muro de Berlín, siendo incapaz Europa de manejar sus países vecinos de otro modo que no sea tratando de integrarlos, proporciona hoy en día un buen ejemplo del modelo internacionalista y de los límites a los que este ha llegado. Ucrania, Turquía, Rusia…solo tenían futuro dentro de la UE, un futuro de comunión extática en torno a los valores europeos, de acuerdo con las instituciones europeas, y un vector de nivelación económica, desde el punto de vista de los candidatos. Ideologías, agendas ocultas, mentiras y manipulación han estado presentes en la disparatada conquista europea de los 90 y los 2000. Hoy en día, la integración/expansión europea se ha detenido cuando aún nada está acabado, especialmente la integración política del continente. Y somos testigos de la indignación de Europa, al ver a sus antiguos candidatos solicitar el reconocimiento de su derecho a no formar parte de su club:

Por supuesto, Rusia, a la que Europa ha retirado oficialmente la palabra[20], indignadísima con una Rusia que basa su política extranjera en la legitimidad de sus intereses nacionales; una intransigencia que, como ya hemos mencionado, corre el riesgo de fracturar ciertas zonas tampón como los Balcanes y Europa del Este. No, Rusia no tiene intención de integrarse en una pan-Europa que se pelea por sus riquezas. Sin embargo, ¿deberíamos dejar de hablarles, teniendo en cuenta que la organización de la región balcánica es un tema vital en el diálogo euro-ruso?

Y ahora Turquía, a punto de ser considerada como inaccesible, desde que se atreviera a negar la legitimidad de los requerimientos europeos, como por ejemplo el requerimiento de modificación de la legislación antiterrorista turca, a cambio de una liberalización de los visados[21]…un requerimiento que es en realidad una auténtica intromisión, desde el punto de vista de un país que necesita menos a la UE, de lo que esta lo necesita (especialmente en cuanto a la crisis migratoria). No, Turquía no será el último mono de Europa, menos cuando es en realidad la primera potencia económica de Oriente Próximo. Pero ¿vamos a ignorarla, a riesgo de corroborar la tesis del choque de civilizaciones entre islam y Occidente, tan querida por Huntington y otras ideologías armagedonistas[22]?

Y EE.UU., que se encuentra en proceso de diferenciación del bando occidental, lo que ha quedado patente por el éxito de la campaña de Donald Trump, antítesis de todos los valores abogados por Occidente. El caso de los visados de EE.UU. nos da un indicio sobre el deterioro de las relaciones entre la UE y EE.UU.[23]

Mientras que evidentemente, es deseable que Europa finalice la independencia estratégica y política de su continente, ahora tendrá que evitar el escollo del aislamiento. Y tendrá que reconocer la legitimidad de las elecciones políticas y estratégicas de los principales actores globales y tratar con ellos, y abandonar su papel de juez, lo que no significa abandonar su vocación con respecto a los valores universales.  Pero los valores que ya no acepta todo el mundo, ya no son por tanto valores universales. Si Europa reconociese este hecho sin ofenderse, sería capaz de iniciar al menos un gran proyecto de replanteamiento de un conjunto de principios universales infranqueables… por un tiempo, en todo caso…

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[1] Fundación del BRIC en junio de 2009 en Ekaterimburgo. Fuente: BRICS2015.ru
[2] El título de este libro resume a la perfección el proyecto del BRIC: The BRICS and coexistence, an alternative vision of global order, Cedric de Coning, Routledge 2014
[3] Como podemos ver, por ejemplo: «BRICS can give shape to G20: Modi». Fuente: The Hindu, 15/11/2015
[4] La guerra en Irak en 2003 pro supuesto, un terrible error de acuerdo con Hans Blix. Fuente: CNN, 19/03/2013
[5] Caos visible en Libia durante la intervención. Fuente: Deutsche Welle, 23/03/2011
[6] Especialmente cuando abandonaron el ciclo de Doha. Fuente: Delta Farm Press, 24/07/2006
[7] Banco de desarrollo del BRICS. Fuente: Hindustan Times, 17/04/2016
[8] Banco asiático de desarrollo creado para financiar la Ruta de la Seda en China. Fuente: Financial Times, 29/06/2015
[9] One Belt, One Road, el proyecto chino. Fuente: Xinhua Finance Agency
[10] La CECA fue inaugurada durante el Tratado de París en 1951. Fuente: Toute l’Europe, 26/08/2008
[11] Irán lo considera un paso muy importante. Fuente: CNBC, 23/04/2016
12] Artículo “Oriente Próximo, ¿hay luz al final del túnel?”, GEAB nº92. Fuente: GEAB, 15 Febr 2013
[13] El primer ministro Ahmet Davutoglu, la cara pro-europea del Gobierno turco, ha dimitido. Fuente: LSE, 10/05/2016
[14] Cuando Turquía derribó el avión ruso. Fuente: CNN, 25/11/2015
[15] Turquía da la bienvenida a King Salman el 11 de abril. Fuente: Hürriyet, 12/04/2016
[16] Erdogan se reúne con Rohani el 16 de abril. Fuente: Hürriyet, 16/04/2016
[17] El petróleo y Siria hacen que Turquía e Israel se acerquen. Fuente: Times of Israel, 17/02/2016
[18] Saudi Vision 2030. Fuente: Arab News
[19] Un artículo muy interesante sobre los desafíos del entorno político de Israel. Fuente: Value Walk, 12/05/2016
[20] Las sanciones oficiales se ven cada vez más criticadas por instancias democráticas como la Asamblea Nacional Francesa, que votó a favor de suprimir las sanciones contra Rusia el 28 de abril. Fuente: Le Monde, 28/04/2016
[21] Fuente: The Guardian, 06/05/2016
[22] Fuente: Wikipedia
[23] El Parlamento Europeo requiere la reintroducción de los visados para los ciudadanos estadounidenses y canadienses que vengan a Europa, como respuesta a los nuevos visados impuestos por EE.UU. y Canadá a algunas nacionalidades de la UE. Fuente: Politico, 20/04/2016

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