GEAB 183

Mientras dos acalorados conflictos, Ucrania/Rusia e Israel/Gaza, incendian el mundo a nuestras puertas, en los que los protagonistas rechazan cualquier negociación de paz sin la derrota total de su adversario (salvo que Putin desapareciera, y, en el segundo caso en el que debemos hablar de Israel, y Hamás, no del pueblo palestino, que sólo espera beneficiarse de un alto el fuego y de negociaciones de paz), todos los diplomáticos del mundo se encuentran en un callejón sin salida. Y sin embargo, para ambos, las IAs han venido desde todas partes del mundo, y en todas las combinaciones posibles. Para el primer conflicto, no parece haber salida a corto plazo. La arrogante postura de Zelenski está llevando a Europa al borde del abismo, y hoy, en lugar de hablar de paz, preferimos armarnos para la guerra^[1]. Ni siquiera es seguro que el segundo conflicto termine cuando Israel haya vaciado Gaza de toda vida humana, ya que Hamás no sólo se esconde en los territorios palestinos, sino que las IAs vienen a ayudar a localizar al enemigo^[2], a riesgo de que el extremismo de Netanyahu acabe con la paciencia árabe. Pero si las IAs están al servicio de la guerra, ¿no podrían al contrario servir a la paz y resolver conflictos hasta ahora insolubles mediante la inteligencia (compartida)?