GEAB 175

Se habla mucho del fin de la civilización ligado a la llegada de la IA, que ChatGPT ha hecho sentir más cerca a todos. Los humanos ya no tendrían ningún valor añadido, o al menos no tanto, y a partir de ahora la IA sería mucho más que IA…

Tenemos noticias del futuro que son a la vez tranquilizadoras e inquietantes. Sin humanos educados y racionales, no pasaría mucho tiempo antes de que ChatGPT y compañía se volvieran completamente locos. Estas son buenas noticias en términos de la utilidad de los humanos^[1]. Pero son muy malas noticias para esta maravillosa herramienta que se puso en nuestras manos hace casi 30 años: Internet.

La increíble reducción de la brecha cognitiva entre ciudadanos y dirigentes y la inmensa dinámica de acercamiento entre los humanos que ha hecho posible este invento empezaron a frenarse en torno a 2015 en el contexto del terrorismo y luego del trumpismo en particular, lo que brindó la oportunidad de regular internet, de complejizar su poder socioagregador, de obligar a los grandes actores (ya sean proveedores de acceso, de contenidos y de aplicaciones, servidores, hosts, forwarders o incluso buscadores y redes sociales) a controlar su rebaño.

Luego, la caza de discursos antivacunas, seguida poco después por la caza de discursos prorrusos en el contexto de la guerra ruso-ucraniana, condujo a la indexación de sitios web, e incluso de países enteros, y a una reducción brusca y brutal de la diversidad de opiniones sobre numerosos temas en el marco de Google o de otros motores de búsqueda occidentales (Qwant, Yahoo, Bing…).

Y ahora ha llegado ChatGPT, y en sólo dos meses ya aparecen contenidos no sólo tendenciosos, sino sencillamente inanes. Esta es la experiencia que ha tenido nuestro equipo al preparar este número^[2] .

Por supuesto, reconocemos la utilidad de estas IAs y no las condenamos en su conjunto. Otras herramientas en este mismo campo de aplicación son más “honestas” y fiables, insertando citas y fuentes (Perplexity). Pero siempre hay que desconfiar de los automatismos, ya que el error no es sólo humano.

Parece que ejércitos de periodistas (que probablemente no saben escribir) formulan sus preguntas directamente a ChatGPT y releen rápidamente contenidos relacionados con conocimientos que no dominan bien, dejando pasar las peores tonterías. Estos textos, ahora firmados, serán retomados por el mismo ChatGPT, que pronto no se alimentará más que de tonterías producidas por él mismo. Sí, esta IA lo aprende todo por sí misma. Ese es el problema: pronto se alimentará de su propio contenido incorrecto e inventará un mundo totalmente absurdo y desconectado de cualquier realidad/racionalidad.

Y esto va a suceder muy rápidamente.

Dicho esto, será necesario que recuperemos rápidamente el control de nuestros sistemas de información, pero sobre todo de nuestros sistemas educativos. En efecto, las escuelas son las primeras en preocuparse por lo absurdo de los exámenes de conocimientos tras la introducción del ChatGPT. De hecho, hace tiempo que los alumnos han dejado de aprender a escribir, pasando más rápidamente a copiar y pegar contenidos mal digeridos, sin que se hayan llevado a cabo reformas importantes en los métodos de enseñanza y de examen. “Gracias” a la experiencia de ChatGPT, aumentan las posibilidades de que los sistemas educativos nacionales de todo el mundo empiecen a recuperarse y a reinventarse para crear las condiciones de un siglo XXI ilustrado.

No nos quedará más remedio: desde la Covid, falta talento… Y al igual que la revolución industrial educó a sus masas para evitar tener imbéciles a los mandos de sus máquinas, la educación volverá a ser una prioridad para producir humanos capaces de entender, supervisar e incluso corregir el trabajo de la IA.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos, y en menor medida Europa, redujeron el esfuerzo financiero necesario para educar a estas masas, apoyándose en cerebros formados en otros lugares y después en nuevas tecnologías. Pero ahora los cerebros formados en otros lugares se van a trabajar a otros lugares y las nuevas tecnologías están llegando al propio límite de las máquinas.

Y del mismo modo que Occidente tendrá que volver a aprender a producir bienes, todo el mundo tendrá que empezar a educar adecuadamente a sus propias poblaciones para acortar la inevitable guerra por el talento que empieza a surgir (sobrevivirán los que se hagan con los cerebros made in China, ASEAN, India…).

En conclusión, si, como nosotros, empezaste a notar que a veces te costaba entender los artículos que leías, no cuestiones tu propia inteligencia sino la de la máquina. La responsabilidad de este colapso recae, por supuesto, en todos aquellos que creen (o les gusta hacer creer) que la IA les sustituye cuando no es más que una herramienta a su disposición.

Por ejemplo, los chinos están utilizando la IA para sustituir a los mineros en las minas de carbón^[3]. Esto tiene sentido. Pero cuando se sustituye a los periodistas por la IA, o se sustituye la educación de los periodistas por la IA, entonces se empieza a tener un problema. Y antes de que hayamos conseguido recuperar el control de los fundamentos de la educación/información, tendremos que soportar un periodo de gran confusión conceptual y cognitiva que será una de las características fuertes de las crisis post-Covid.

A modo de consejo, haga como el GEAB:

• lee la información en la fuente (instituciones, empresas, ONG, etc.);
• aplica tus filtros de análisis crítico (las fuentes saben hacerlo pero también quieren dar una buena imagen y por eso no lo cuentan todo);
• fuentes de referencia contrastadas sobre el mismo tema;
• adopta tu propia opinión;
• ve a conferencias, conoce gente, escucha lo que dicen;
• atiende a los hechos más que sus análisis;
• adopta tu propia opinión;
• bucea en las profundidades de la red para acceder a la diversidad que aún queda;
• lee medios de comunicación y fuentes oficiales de distintos países, en distintos idiomas;
• adopta tu propia opinión (otra vez);
• confía en ti mismo: si no lo entiendes, cuestiona el contenido y no a ti mismo;
• apela a tu racionalidad: si algo te parece extraño/inconsistente, hay un problema;
• al igual que el GEAB, fije sus grandes anticipaciones de transformación sistémica, cuestiónelas constantemente a la luz de la realidad, pero cuestione también la realidad de la que se sirve volviendo a sus grandes ejes de transformación;
• acude a la biblioteca a leer historia;
• elimina cualquier medio cuyos artículos parezcan artificiales;
• lee todos los pequeños medios de comunicación que tengas a mano y que sean fuente de sus análisis (cosa que ChatGPT no hace).

Al hacerlo, no sólo ayudarás a mantener viva la inteligencia de tu realidad, sino que contribuirás a esa hermosa reafirmación del alma extra del ser humano que permitirá el colapso e-cognitivo. ¡De vuelta a lo humano!

Suscripción

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[1] Le remitimos a nuestra entrevista del mes pasado con Bogdan Herea: “Los avances en inteligencia artificial han supuesto un gran avance este año”. GEAB 174, 15/04/2023

[2] Fuente: Atlantico, 31/01/2023

[3] Fuente: SCMP, 13/05/2023