GEAB 158

Seis años después del anuncio de la salida británica, cinco años después del “shock” transatlántico de la elección de Trump, unos meses después de la retirada de Afganistán, nuestro equipo anticipa que una Nueva Europa empezará a manifestarse desde principios de 2022 y se revelará plenamente a partir de la primavera/verano.

En el centro está la Europa de la defensa que por fin empieza a tomar forma y que a priori debería reforzar el bando progresista, aunque se esté gestando una violenta batalla entre éste y las redes de un Occidente identitario. Estas redes se han formado en los últimos años bajo el radar mediático como reacción a las inmensas sacudidas sufridas por nuestras sociedades desde 2008^[1] y que han salido a la luz en los últimos 2 años.

Nuestra hipótesis tiene en cuenta los ejes de transformación sistémica que afectan a Europa: la rivalidad sistémica con China, la crisis multisectorial americana y occidental, los riesgos que pesan sobre el sistema financiero occidental post covid, la transformación del sistema monetario internacional, el reposicionamiento geopolítico del Reino Unido, la transformación en profundidad de la UE, los primeros pasos titubeantes de una defensa europea, las primeras pruebas de una política exterior común, la consolidación de una Unión agrietada, la gran agitación de la escena política mundial…

2022 y la purga del choque global de 2020

La crisis de la Covid es un choque sistémico global que ha desencadenado enormes energías transformadoras por parte de una multitud de  actores, desdibujando el panorama general. Hasta 2022 no empezará a asentarse la polvareda del enorme movimiento de tropas que ha generado la crisis y se podrá empezar a evaluar los daños, revelando un panorama mundial muy diferente al de 2019.

En cuanto a la Covid, el mundo sabrá si todavía tiene que enfrentarse al virus o no, qué países y regiones lo están haciendo bien y cuáles no.

Las consecuencias del choque sobre las economías y las sociedades empezarán a revelar un nuevo mapa geopolítico, en el que será más fácil ver quién se ha beneficiado y quién ha sufrido, qué nuevas alianzas se han forjado, qué soluciones se han encontrado aquí y allá para sobrevivir, si los países en desarrollo han ganado o perdido, si las tensiones globales han aumentado o disminuido, … y qué paisaje global revelan todos estos cambios, acentuándose las tendencias.

En lo que respecta a la UE, en 2022 los planetas se alinean:

.  una evaluación finalmente positiva de su gestión de la campaña de vacunación^[2].

. la aplicación de su estrategia de transición digital-ecológica^[3]  basada en los planes de recuperación y los flamantes bonos verdes que acaban de empezar a funcionar^[4] a toda velocidad^[5], demostrando el atractivo de la UE.