La rapidez es una de las características más llamativas de las herramientas de inteligencia artificial generativa. Cualquiera que haya utilizado ChatGPT u otras, ya sea con fines serios o frívolos, no puede dejar de sorprenderse por la velocidad de ejecución de la máquina.
Esta velocidad esconde otra: la rapidez con la que la aparición de la IA generativa ha vuelto a poner en jaque la perspectiva de un crecimiento infinito y el consumo energético que lo sustenta. En sólo un año, entre finales de 2022 y finales de 2023, la presentación pública de ChatGPT obligó a Microsoft a revisar por completo su plan de transición energética al darse cuenta de que sus emisiones de gases de efecto invernadero eran un 30% superiores a las previstas. Como consecuencia, los gigantes industriales, tanto Estados como empresas, que acababan de empezar a plantearse seriamente esta transición, ya la han dejado de lado. Porque no existe la tecnología digital inmaterial, ver en los Datos un potencial infinito de crecimiento tiene consecuencias directas y sobre todo inmediatas en nuestro consumo de recursos naturales, a través de los Centros de Datos.
Así, en lugar de una transición, tenemos una aceleración, con el riesgo de descarrilarnos. En términos económicos, sociales y tecnológicos, la orden impuesta por los gigantes de la Big Tech, y los responsables políticos con ellos, es precipitarse y, sobre todo, ignorar el cuestionamiento de nuestro modelo de consumo, cada vez menos eludible en el debate público. Y con razón: si este cuestionamiento se ha consolidado, es porque era necesario. La presión sobre los recursos es tal que no podemos seguir a este ritmo. Por eso llegamos a formular esta provocadora pregunta: ¿canibalizarán las necesidades de la IA las necesidades de los humanos?
Al mismo tiempo, en el plano político, se hace cada vez más necesario el llamamiento a un cuestionamiento. Esta es una de las lecciones que debemos extraer de las elecciones europeas. Tenemos que darnos cuenta de que, a escala europea, la extrema derecha, los soberanistas, los populistas y los identitarios representan ahora la tercera fuerza política en el Parlamento Europeo. Así pues, el proyecto de integración se ve claramente cuestionado por unos ciudadanos que ya no lo apoyan incondicionalmente, tanto más si tenemos en cuenta los índices de abstención. Este llamamiento empieza a ser escuchado por los dirigentes políticos nacionales, como el presidente francés, que ha optado por disolver la Asamblea Nacional, y otros que, más discretamente, vuelven a situar los intereses nacionales a la cabeza de sus prioridades. Evidentemente, esta tendencia amenaza el proyecto europeo, pero demasiado poco para el Planeta Bruselas, a la que no parece afectar este cuestionamiento y sigue girando sobre sí misma, incluso acelerando y dejando de lado sus ambiciones ecologistas y volviendo a una política cada vez más atlantista.
Sobre todo, esta aceleración se refleja en la remodelación del equilibrio geopolítico de poder. Estados Unidos resiste gracias a su riqueza en recursos naturales y al liderazgo tecnológico de sus gigantes industriales. Los chinos están en primera posición para la próxima etapa, ya que están muy bien equipados en todos los aspectos: energía, tecnología, economía y política. Europa, en cambio, se enfrenta a grandes dificultades debido a su dependencia en estos mismos ámbitos. Esta fragilidad la hace vulnerable a las estrategias de inversión extranjera, con el riesgo de ver sus activos estratégicos devorados por las inversiones saudíes y acabar en el regazo del mundo del dólar: 2025-2029 – el dólar toma el relevo de un euro debilitado.
Por último, una transición que no hay que perderse, la de Modi (y no la de la India), que acaba de evitar descarrilar: India – Modi en modo transición.
Aceleración y cuestionamiento no son buenos compañeros, por lo que corremos el riesgo de descarrilarnos. Como afirmábamos en nuestras tendencias de principios de año, gran parte del mundo permanece adormecido en 2024 debido a la política de espera de las elecciones. Cuando se celebren las elecciones, esta política de espera se disipará y la reanudación del ritmo puede plantear importantes problemas de desfase. Y como las cuestiones energéticas están en el centro de estos desfases, nuestro equipo ha decidido ofrecerles este verano un número especial dedicado a nuestras anticipaciones y análisis sobre el tema de la energía. Esperamos que disfrute con su lectura.
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