Los precios de la materia prima más comercializada después del petróleo[1] se disparan. En un momento de estímulos y planes de infraestructura, en una buena ilustración de la tendencia de “volver a lo básico”, el mineral de hierro es objeto de todo tipo de codicias. Mientras que algunos intereses tradicionales prefieren optimizar sus márgenes dejando que los precios suban, otros trabajan para abrir el mercado desarrollando nuevas explotaciones mineras. Todo parece girar en torno a África Occidental, y más concretamente a Guinea, que cuenta con el mayor yacimiento sin explotar del mundo: Simandou[2].
En 2026, las cosas deberían haber cambiado… una perspectiva que, a medida que se va aclarando, provocará una creciente volatilidad en los precios antes de que se estabilicen.
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