GEAB 121
Para anticipar hechos, tenemos licencia para ser un poco cínicos. Cuando aparece una nueva realidad, hay que analizarla sin pensárselo dos veces y tratar de sacar un provecho inesperado, ¡por muy políticamente incorrecto que sea!
Si aplicamos este pensamiento al análisis del futuro de los océanos, no podemos evitar mirar hacia el norte. En efecto, una de las consecuencias más evidentes de los desajustes climáticos que no paran de constatar científicos y observadores podría tener lugar en el océano Ártico, con el incesante deshielo de la banquisa[1], que pronto despejará vías navegables en periodos cada vez más largos… hasta que este periodo sea todo el año. Según los defensores de esta estrategia, sería “por el bien del planeta”, pues las rutas que pasan por el norte son un tercio más cortas que las rutas marítimas habituales.
La época de las aventuras
Históricamente, se han distinguido dos vías: el paso del Noroeste[2], que traza una ruta por en medio de las islas del archipiélago Ártico Canadiense, conectando el Atlántico Norte con el Pacífico. La otra vía es el paso del Noreste[3] que también conecta el océano Atlántico con el Pacífico, pero esta vez bordeando la costa del extremo norte ruso.
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