GEAB 177

El panorama político de la Unión Europea está experimentando una reconfiguración paradójica: las ideas de la derecha, y aún más de la extrema derecha, están en alza; sin embargo, la derecha conservadora tradicional está viviendo sus últimas horas, al menos como fuerza política autónoma.

Esto se debe, en particular, a la fuerte polarización del debate en países como Francia[1], pero también Italia, Alemania, España y Austria, por citar sólo algunos[2].  Esta polarización del debate demuestra el éxito del modelo democrático, pero también sus puntos débiles. En Francia, Les Républicains (LR – el histórico partido conservador de derechas) está en crisis, atrapado entre Horizonte, el anunciado sucesor del macronismo[3], y el Rassemblement National, en proceso de desdemonización y, según algunos observadores, ya normalizado[4]. En Austria, el ultraderechista FPÖ obtiene cifras cada vez más altas[5], y aunque ha sufrido algunos reveses debido a escándalos de corrupción[6], es ahora la primera fuerza política del país, lo que obliga al ÖVP, si el partido quiere sobrevivir, a trabajar con él en coaliciones[7]. En España, la alianza entre el partido de extrema derecha Vox y el derechista Partido Popular (PP) sigue siendo habitual. Después de Aragón en agosto, Murcia se convirtió en la quinta región de España en la que la extrema derecha (Vox) llega al poder de la mano del PP[8]. En Italia, también fue una coalición la que triunfó en 2022, impulsando a Giorgia Meloni a la cabeza del Gobierno formado por la combinación del partido de derecha conservadora Forza Italia, que había sido creado por Silvio Berlusconi (fallecido en junio), y dos partidos de extrema derecha, la Liga de Matteo Salvini y el partido Fratelli d’Italia, que lidera Meloni. Por último, en Alemania, la CDU, formación política de derechas que había vuelto al centro del espectro político gracias a la moderación de Angela Merkel, se ve cada vez más obligada a colaborar con la AFD a nivel local.