A priori, Europa parece hoy en día mucho más compatible con el mundo multipolar del siglo XXI que EE.UU. Pero aún así tendrá que probarlo.
A partir del 1 de julio de este año será cuando Europa pase su prueba de fuego. Oficialmente, ésta es la fecha en que se comienza a aplicar el plan de anexión de los Territorios Ocupados por parte de Israel[1]. También es la fecha del comienzo de una potente presidencia del Consejo de la UE: la de Alemania[2]. Esta simultaneidad lo más seguro es que no sea fruto del puro azar…
No es necesario detallar las razones por las que este plan plantea riesgos existenciales para Israel, por supuesto, pero también para Europa, riesgos que van desde el resurgimiento de actos terroristas hasta una nueva ola de migrantes árabes y/o israelíes, una explosión de racismo y antisemitismo y, en última instancia, el retorno de gobiernos “populistas” -o peor aún, euro-soberanos- en la versión dura. Acceder
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